Las Misioneras Catequistas de los Pobres, nacimos en la Iglesia para la gloria de Dios, por inspiración divina a Monseñor José Juan de Jesús Herrera y Piña, V Arzobispo de Monterrey, N.L., MÉXICO, hombre de carácter; comprometido con su momento históiro, de gran humildad y rectitud, que vivió en total abandono a la voluntad de Dios. Esta inspiración fue dada también a Sor Angelina Rusconi Rolleri, religiosa de la Congregación de Hijas de María Auxiliadora, de profunda vida interior, caridad exquisita, celo apostólico, sencilla y alegre.
Su experiencia fuerte y profunda de fe en Cristo Víctima, por la redención de los hombres, los llevó a entregar su vida en expiación y desagravio por el pecado.
En medio de grandes dificultades, pero también de grandes esperanzas, impulsados y sostenidos por la fuerza del Espíritu Santo, lucharon heroicamente por la fundación de este Instituto, en el que sus miembros fueran "al mismo tiempo que víctimas de expiación con Jesucristo por los pecados propios y de todos los hombres, apóstoles dispuestos a aceptar privaciones e inmolaciones, con tal de ir en busca de los hermanos más abandonados, por falta del Ministerio Sacerdotal" (Fundadores)
El contexto en que nació nuestro Instituo, fue la intensa Persecución Religiosa en México, con todas sus graves consecuencias de injusticia, martirios, profanaciones, prohibición del culto y demás formas de opresión, así como la apremiante necesidad de Evangelización y Catequesis.
La fundación tuvo su origen en la Ciudad de Monterrey, Nuevo León, el 21 de Abril de 1926. Nosotras agradecemos profundamente a Dios el haber inspirado esta Obra tan grande y sublime, y pedimos incesantemente ser fieles a esta vocación.